domingo, 26 de agosto de 2012

viernes, 24 de agosto de 2012

XIBALBÁ, últimas funciones

CRÍTICA XIBALBÁ por Fabián Escalona

(foto: Lorenzo Mella)
"...Aluciante y Estremecedor" www.sangia.cl,23 Agosto 2012.- El Butoh, expresión escénica que se devanea entre el teatro y la danza, tiene su origen en las secuelas de las bombas nucleares arrojadas sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki por la fuerza aerea estadounidense al término de la segunda guerra mundial, donde el terror y el dolor llegaron a un punto que la humanidad no conocía. El Butoh nace de ese dolor y ese terror, pero no para dar cuenta de un sentimiento desbordado mediante el movimiento del cuerpo, sino para dejar que el cuerpo hable del dolor. La diferencia puede ser sutil pero es esencial al momento de hablar de Xibalbá, la segunda obra de la Compañía Ruta de la Memoria. Se trata de una obra de teatro butoh, que pone en escena a Natalia Cuéllar y Aníbal Sandoval. Según el libro sagrado de los mayas, el Popol Vuh, Xibalbá es el Reino de los muertos que está en el inframundo y “al mismo tiempo es una dimensión interior que lleva al ser humano a otros estados de conciencia en el momento de su descenso”, según cuenta la compañía. Es así que lo que vemos en escena es el viaje de una doncella hacia la muerte, el estremecedor tránsito sacrificial de una mujer, y en ese tránsito, que no sólo renuncia a este mundo, sino que atraviesa el umbral del entendimiento. El honor de ser la elegida, el terror de la muerte y el dolor por lo que ya no hará, son distintas fases que marcan el camino de esta doncella virgen. La delgada línea que separa el tratar de contar a través del cuerpo y el dejar hablar al cuerpo de su propio dolor, es lo que logra evidenciar la interpretación de Natalia Cuellar: el butoh permite que el espectador vea el viaje interno de esta mujer. Sus movimientos no cuentan sino que muestran. Un cuerpo que se deforma, se desgarra, que se desborda antes de precipitarse a la muerte es lo que vemos. Y eso me resultó alucinante y estremecedor como espectador, porque no ví simplemente a una mujer muriendo, sino que sentí dentro mío el miedo, la euforia y el dolor que la doncella estaba sintiendo en este rito, del que yo era parte. Datos Directora e intérprete: Natalia Cuéllar Participación especial: Aníbal Sandoval luminación: Raimundo Estay Producción: Leonel Cornejo Rojas ÚLTIMAS FUNCIONES VIERNES 24 y SÁBADO 25 Agosto 20,00 hrs. Sala Teatro de Bolsillo, Erasmo Escala 2185, Mo.República Adhesión Gral.$3.000; Estudiantes y 3ra Edad: $2.000.- RESERVAS: T.761 58 97 / 9-796 55 89 *Una obra apta para mayores de 14 años.

lunes, 20 de agosto de 2012

martes, 7 de agosto de 2012

CRITICA TEATRAL, Pedro Labra, www.emol.com, 05.08.12

XIBALBÁ Intenso y sobrecogedor Pedro Labra Herrera Tercer notable trabajo de Natalia Cuéllar en el difícil y extraño arte del butoh, "Xibalbá" tiene una trama muy simple: una doncella realiza un peregrinaje sacrificial al inframundo, oscuro lugar de la enfermedad y la muerte según la mitología maya, desconocido y peligroso, maléfico y turbador, para lo cual deberá enfrentar sus propias contradicciones. Pero ése es sólo el hilo conductor del rito sensorial y visceral a que nos invita, un viaje esotérico y primordial a otro nivel de conciencia alterada, capaz de producir en quien se deje llevar por él algo así como terror sagrado. Más próximo a "Xipetotec", de 2004, que a la más reciente -y también loable-, "Cuerpo quebrado" (2008), aquí Cuéllar, que creó, dirigió e interpreta la propuesta, revela su riguroso dominio de esa expresión inclasificable que es el 'butoh', surgido en Japón tras Nagasaki e Hiroshima, cuyo nombre significa "danza de la muerte" o "hacia las tinieblas", pero que se ubica más bien dentro del concepto en Occidente de performance teatral. Opuesta diametralmente a la estilización propia de la danza, recurre a movimientos crispados y convulsos, temblores y torsiones imposibles fuera de eje y al borde de la pérdida del equilibrio, a la deformación expresionista y la exacerbación extrema. A todo esto se entrega la oficiante como si fuera una posesa o en estado de trance, a la manera de una muñeca grotesca y desarticulada venida desde un mundo fantasmal o de una pesadilla. En esta ocasión incorpora por primera vez el factor explícitamente sexual, sugiriendo la conjunción de Eros y Tanatos, y en un alarde corporal logra que sus omóplatos adquieran vida autónoma. Gran aporte hace el segundo intérprete, Aníbal Sandoval, que aparece como una suerte de guardián de Xibalbá o guía de este descenso o inmersión en los abismos; él emite sonidos guturales y, sobre todo, toca en escena el 'didjeridú', aerófono milenario de los aborígenes australianos, cuya vibración profunda y primigenia se une a la música grabada para generar la imponente y estremecedora atmósfera mágica y ancestral. Las luces, el vestuario y maquillaje, y las texturas en escena (barro, tierra), completan el sugestivo conjunto de estímulos. Dura sólo 45 minutos, pero de gran intensidad. Viernes y sábado, a las 20:00 horas, hasta el 25 de agosto. Sala Teatro de Bolsillo, Erasmo Escala 2185. $3.000; estudiantes y tercera edad: $2.000. Informaciones y reservas al 9-7965589.

viernes, 3 de agosto de 2012

CRÍTICA TEATRAL, Xibalbá

“Xibalbá”: Impresionante Transfiguración Escénica Escrito por Marietta Santi Miércoles, 01 de Agosto de 2012 Una mujer cuyo cuerpo parece no tener límites. Que se arma y desarma mientras unas manos de otro mundo la tocan. En la pieza de danza butoh “Xibalbá”, la intérprete Natalia Cuéllar se transfigura en una doncella maya sacrificada, camino del reino de los muertos. Su performance, realizada en un espacio pequeño y con el único apoyo de la iluminación y el universo sonoro, propone una profunda experiencia sensorial que remite al espectador a terrenos íntimos, oníricos e inconscientes. La nueva entrega de la compañía Ruta de la Memoria, dirigida por Natalia, está en cartelera en el Teatro de Bolsillo, del barrio Brasil, y dura sólo cuarenta minutos que se hacen pocos. Tal como lo hizo con su aplaudido trabajo anterior, “Cuerpo Quebrado”, Natalia Cuéllar utiliza el lenguaje butoh para conectarse con temas e intereses personales. Si en “Cuerpo Quebrado” fueron las mujeres detenidas desaparecidas embarazadas, en “Xibalbá” es la conexión con creencias originarias que conoció en su exilio mexicano. En la primera pieza el estado que persigue el butoh es acompañado de una dimensión coreográfica. En la segunda, el lenguaje que la bailarina trabaja desde los 16 años adquiere su dimensión más profunda al conciliarse con el interior de los intérpretes, sus pulsiones y tiempos. Xibalbá es el nombre que el pueblo maya da al lugar de los muertos o inframundo. No es comparable con el infierno católico, ya que no se trata de un castigo sino de una parada lógica. Es en ese lugar donde el ser humano adquiere su mayor conciencia, y se puede llegar no sólo con la muerte, sino también en sueños o vía el uso de drogas. El viaje también es metáfora de una dimensión interior del ser, donde la relación con el espíritu permite alcanzar estados espirituales. En escena aparece primero Aníbal Sandoval, como un dios del inframundo. Su presencia copa el pequeño escenario y los sonidos guturales que salen de su garganta consiguen estremecer. Se desplaza, llenando el espacio con la reverberación de su voz. Se desliza, las rodillas flectadas, las manos hacia arriba, los dedos doblados. Él es el anfitrión, la figura oscura, el destino final. Luego surge la doncella, de espaldas al público. Su torso se desarticula, parece que su cabeza no existiera. Los dedos de sus manos se ven enormes, convertidas en las manos del dios que la recibe. Su carne se estremece, sufre por dejar el mundo de los vivos, pero también reconoce el honor del sacrificio. De fondo queda la imagen en la semipenumbra del anfitrión, quien toca un instrumento ancestral de origen australiano llamado diyiridú. Natalia Cuéllar alcanza un estado en que el cuerpo no tiene límites. Sus miembros están al servicio de un estado interior, donde no existe el tiempo a la manera del espectador. Cada músculo de su cuerpo entrenado en butoh se mueve respondiendo a un sentir, consiguiendo hacer hablar algo que está más allá de ella, consiguiendo una impresionante transfiguración escénica. El espacio sonoro y la iluminación colaboran en este recorrido, donde el espectador es bombardeado sensorialmente y encaminado a otras dimensiones. Hay mucha sutileza en los detalles de la puesta en escena, y no es necesario “saber” o “entender”. Basta con entregarse y dejarse llevar. "Xibalbá" es un imperdible de la cartelera, una joyita que remece, convoca e impacta. fotos Iván de la Vega

CRITICA DE TEATRO, XIBALBÁ.

www.lanacion.cl Cultura y Entretención » Teatro 27/07/2012 CRÍTICA DE TEATRO: “XIBALBÁ”, ESTREMECEDOR RITO ANCESTRAL A través de la técnica del teatro butoh, la actriz Natalia Cuéllar entrega una obra rica en imágenes que deambulan en el límite de la vida, aproximando al espectador a la mitología maya. Viernes 27 de julio de 2012| por Leopoldo Pulgar Ibarra A acercarse al complejo mundo de la mitología maya invita “Xibalbá” (en la imagen), un montaje de Natalia Cuéllar, intérprete y directora de la compañía Ruta de la Memoria (“Cuerpo quebrado”), especializada en obras sustentadas en los conceptos de Género, Memoria y Derechos Humanos. Una convocatoria nada de fácil, si se quiere entender sólo racionalmente el complejo universo mitológico-religioso maya, con muchos dioses, historias y símbolos. Pero muy cercano, vital atractivo, sugerente y profundo si el espectador se conecta por medio de lo sensorial. A través de ver y sentir el lenguaje expresivo del cuerpo actoral, al interior de un ambiente envolvente que crea la iluminación, el vestuario, los sonidos y los colores, el espectador se transforma en protagonista de un rito donde una muchacha manifiesta las diversas y contradictorias emociones por las que atraviesa su vida. Xibalbá es el nombre del Inframundo, según el Popol Vuh, el libro sagrado maya que narra el origen de la humanidad. La mitología dice que sólo el contacto con esta realidad subterránea permite el conocimiento de la vida. En un sentido más extenso, la peregrinación al Inframundo, a Xibalbá, el Reino de los Muertos, equivale a introducirse en una dimensión interior del ser humano que permitirá vivir diversos estados de conciencia. En esta definición se sustenta la obra. Para que sea desposada por el Dios de los Muertos, un doncella virgen es lanzada a una gran caverna subterránea en un acto de sacrificio a la divinidad. Natalia Cuéllar interpreta a esa muchacha que, como ser humano, vive una aguda contradicción: se siente honrada de ser la elegida para ingresar al Inframundo pero, al mismo tiempo, sufre por tener que renunciar a la vida corriente. Inserta en ese trance, y guiada al comienzo por un personaje, interpretado por Aníbal Sandoval, la muchacha se resiste a seguir descendiendo, aunque sigue avanzando. Esta conducta se manifiesta a través de la danza butoh que genera un lenguaje corporal intenso, fundamental para llevarla a distintos estados de conciencia y emotivos. Así, la ficción escénica convierte la alusión al viaje sagrado en un espectáculo muy especial, en una aproximación a una cultura de naturaleza casi completamente desconocida, cuyos símbolos ofrecen una relación más natural entre la vida y la muerte, el entorno y la vida interior. El silencio espiritual y la mirada hacia la profundidad del alma individual se hacen carne en este viaje artístico. Algo fuera de lo común se manifiesta en escena. Como espectadores vinculados a una cultura que ha dejado de lado los valores ancestrales, “Xibalbá” artístico alude al Inframundo maya, no explicitándolo materialmente sobre el escenario, sino sugiriéndolo a través de los recursos escénicos que utiliza: la semipenumbra, la selección cuidadosa de espacios de actuación perfectamente demarcados, un recorrido exacto y de avance milimétrico en un territorio breve. Y, sobre todo, con la expresividad de la danza butoh de Natalia Cuéllar, cuyo cuerpo semidesnudo desarrolla ua multitud de gestos llenos de sentido, ritmo y cadencia, donde lo sensual y espiritual aluden a la situación contradictoria que está viviendo la doncella que interpreta. En este sentido, el rito asoma en toda su sencilla plenitud, incluso, al margen de la comprensión racional de la anécdota, ya que los estímulos sensoriales y espirituales predominan en la obra. Sin duda, una produccion artística de primer nivel y una experiencia escénica muy especial. (Teatro de Bolsillo. Erasmo Escala 2185. F: 697 9973 / 9 796 5589. Vi. y sá.., 20.00. $ 3.000 y $ 2.000).